JACAREÍ, 11 DE ABRIL DE 2021
MENSAJE DE JESÚS MISERICORDIOSO Y NUESTRA SEÑORA
FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA
AL VIDENTE MARCOS TADEU
(Sagrado Corazón): "Amado hijo Marcos, hoy, mi Sagrado Corazón se alegra de venir en la Fiesta de mi Misericordia para bendecir al mundo entero y a todos vosotros.
Como mi Madre y yo prometimos hace tanto tiempo, hoy, damos la gracia de la misericordia y del perdón a todos los que verdaderamente contritos de pecados nos piden... piden perdón, piden misericordia.
Sabe, hijo amado, que por amor a ti, por tu sí, por tu vida entregada enteramente a mí y a mi Madre, he librado tantas veces no sólo a Brasil, sino al mundo del tremendo castigo que merecía por sus crímenes y pecados.
Sí, cuántas veces la justicia de mi Padre ya habría hecho desaparecer a este impío, ingrato y obstinado en el pecado. Pero, gracias a su sí y a su vida enteramente entregada a nosotros, el mundo se salvó tantas y tantas veces.
Cuántas veces Brasil se salvó de terremotos, de plagas en las cosechas, de tantas y tantas inundaciones y otras enfermedades incurables, gracias a su sí y a su vida entregada.
Y si no fuera por tu sí, si no fuera por tu vida enteramente dedicada a mí y a mi Madre, esta plaga que ahora pasa por el mundo sería mucho peor y muchos ya habrían muerto sin ninguna posibilidad ni esperanza.
Sí, gracias a tu sí hijo mío, el mundo sigue vivo y mi misericordia sigue bajando en lluvia sobre esta humanidad: para sanarla de las heridas del mal y del pecado, para bendecir las cosechas, las plantaciones, los rebaños de Brasil y del mundo, para detener tantos castigos que las almas merecen por sus pecados y para sustituir la justicia por la misericordia.
Sí, gracias a ti amado hijo mío, el mundo ha sido bendecido con la paz, de lo contrario ya habría estallado la Tercera Guerra Mundial, que habría puesto fin a los días de todos los hombres.
Sí, ¡gracias a ti el mundo aún puede tener esperanza!
Y gracias a tu sí puedo derramar mi misericordia sobre esta generación como una lluvia abundante.
Y gracias a tu sí cada día más esta misericordia llueve sin cesar.
Por eso, hijo amado, regocíjate y alégrate en mí y en mi Madre, porque tu vida, tu sí vence mi justicia y atrae mi misericordia.
Tu sí es el triunfo de mi misericordia para esta generación.
¡Tu sí dado hace 30 años a mí y a mi Madre, fue el comienzo de mi misericordia para esta generación que florecerá en los nuevos Cielos y la nueva Tierra: de paz, amor, santidad, unidad, armonía, amor y obediencia a Dios que pronto traeré a todos ustedes!
Os bendigo a todos con amor y especialmente a ti, secretario de mi misericordia, dispensador de mi misericordia. Sí, gracias a ti, tesorero de mi misericordia, puedo derramar misericordia en abundancia sobre esta generación.
Te bendigo y especialmente a quien más quieres en la tierra, el padre que te di. Y por quien hoy a lo largo de este cenáculo habéis rezado y pedido a mí y a mi Madre que derramen sobre él los méritos de todos los rosarios de la misericordia que habéis hecho por nosotros y también de la película de mi aparición a mi hija Faustina.
Sí, atiendo tu petición y derramo sobre tu padre ahora 500.238 gracias, bendiciones especiales, que recibirá cada viernes a lo largo de este año y especialmente recibirá cada año en la Fiesta de mi Misericordia.
Bendigo a todos mis hijos aquí con mi Madre: de Plock, de Varsovia, de Vilnius (Lituania) y de Jacareí".
(María Santísima): "Amado hijo Marcos, hoy yo, la Madre de la Misericordia, vengo del Cielo para decirte:
¡Por tu sí, el triunfo de mi misericordia comenzó hace treinta años!
Por tu sí, mi misericordia maternal se derramó año tras año sobre tantas almas que habían caído y estaban sumidas en el pecado, del que sólo irían al infierno, y que tuvieron la gracia de la misericordia y la conversión gracias a tu sí.
A través de su sí, mi misericordia maternal llegó a mis hijos que eran los más alejados, los más distantes de mí y a los que mi enemigo, Satanás, tenía cautivos en sus garras y gracias a su sí, pude liberarlos, pude darles el vestido nuevo de la gracia, del amor a Dios, de la pureza, pude darles la luz de la esperanza de una vida mejor, mucho mejor en la amistad y el amor de Dios.
A través de su sí, mi misericordia maternal llegó a las almas completamente oscurecidas por el mal, por el pecado, por el dominio de Satanás, y pude hacer amanecer para esas almas el nuevo día de la gracia, de la misericordia, de la esperanza y del amor. Por tu sí, mi misericordia maternal triunfó donde antes triunfaban Satanás y el pecado.
Sí, por su sí año tras año en estos treinta años, mi misericordia aquí ha triunfado en la vida de tantos de mis hijos que sin su sí estarían perdidos para siempre, y en cuanto cerraran los ojos a este mundo, ya pronto verían ante ellos a Satanás y a los demonios y, apresados por ellos, estas almas de mis pobres hijos serían arrojadas a las llamas y a los tormentos más horribles del infierno que nunca tendrán fin.
Sí, el día sin mañana del infierno sería, sería, el castigo que tendrían estas almas para toda la eternidad. Y por tu sí, se han salvado de este terrible destino y ¡cuántos de ellos ya están en la gloria conmigo, felices para siempre!
Por eso, hijo mío, con tu sí diario, seguirá triunfando mi misericordia maternal. Con tu sí de cada día, mi misericordia maternal seguirá venciendo al infierno y llevando a mis hijos siempre más por el camino de la oración, el sacrificio, la penitencia, el amor a Dios, la pureza, la bondad, las virtudes.
¡Ay del mundo si se desanima!
¡Ay del mundo si se desanima por su sí!
No tendrá esperanza, y entonces no tendré más argumentos que presentar al Padre para retrasar y posponer el gran castigo.
Felices las almas que aquí por su sí han aceptado mi misericordia y han amado mi misericordia, han amado mi amor, han amado la gracia que les he dado para salvarse en medio de esta generación impía, perversa y completamente dominada por el mal.
Pero ay del alma que, aun habiendo recibido mi misericordia, la desprecia y prefiere el pecado. ¿Qué remedio habrá para el alma que desprecie la última tabla de salvación que doy a los pecadores?
¡Conviertanse! Y pensad en la gravedad de esta hora y en la gravedad de la salvación de vuestras almas que está en juego.
Aquí, por el sí de mi hijo Marcos, he dado a todos mis hijos la gran gracia de la misericordia. No tires esta gracia, porque no se te volverá a dar.
Os bendigo a todos y os pido: ¡receded cada día mi Rosario, convertíos y vivid una vida en el verdadero amor del Señor!
Ataca a mi enemigo con el Rosario meditado 15 y da a mis hijos tres de estos Rosarios, para que luego los libere y haga llegar mi misericordia.
Además, regala el Rosario de la Misericordia Meditado 06 a dos de mis hijos que no lo conocen. Así atacaremos al enemigo y arrebataremos de sus garras las almas de mis hijos que tanto quiero salvar.
Aquí, Santuario de mi Misericordia y de mi Hijo, se cumplirán todas las promesas que hicimos desde nuestra hija Faustina hasta hoy, y aquí la misericordia de nuestros corazones prevalecerá sobre el mal.
Los bendigo a todos con amor y especialmente a ti, mi pequeño hijo Carlos Tadeu. Este es el mensaje para ti que debería haber dado el día 7:
Mensaje de la Virgen a su amado hijo, Carlos Tadeu
(La Virgen): "Mi misericordia ha llegado hasta ti a través del sí de mi hijo Marcos. Mi misericordia te ha llegado a través del sí y la vida entregada de mi hijo Marcos a mí durante treinta años, y gracias a su sí, en su vida, la misericordia de mi Hijo y mi misericordia ha hecho y seguirá haciendo maravillas.
Mi misericordia os ha salvado por el sí de mi hijo Marcos, atrayéndoos al camino de la oración, de la penitencia, de la santidad, apartándoos cada vez más del mundo y de las cosas mundanas que ya han llevado a tantas almas por el ancho camino de la perdición. Y a ti, esta misericordia maternal de mi corazón y del corazón de mi Hijo, te han revelado tesoros de amor, de misericordia y de gracia inconmensurable, haciendo que tu alma sea rica, hermosa, que arda de amor por Dios y por mí, y así, tu alma crezca cada día más en belleza, en hermosura, en perfección y en esplendor a los ojos de la Santísima Trinidad, de los Ángeles y de los Santos.
Mi misericordia maternal, a través del sí de mi hijo Marcos, os ha hecho llegar las inconmensurables riquezas, tesoros de mi corazón, que no había revelado a muchas generaciones del pasado y que os he revelado a vosotros, mostrándoos no sólo el gran amor que os tengo, sino también el gran valor que tenéis para mí, para la Santísima Trinidad, para el Cielo, para esta generación.
Tú también eres un instrumento de mi misericordia maternal y del corazón de mi Hijo Jesús. Por lo tanto, ¡vamos! ¡Vamos, hijo mío, adelante! Y no te canses de llevar esta misericordia mía y mi amor, esta salvación, a todos mis hijos. Estaré con vosotros, haciendo que la luz de mi Corazón Inmaculado y del Corazón de mi Hijo Jesús brote cada vez más de vuestras oraciones, palabras y ejemplo, inundando de misericordia la vida de todos mis hijos. Y luego, siempre más, haré que la salvación y la gracia a través de tu sí lleguen a todos mis hijos, así como a través del sí de mi hijo Marcos, hice llegar toda mi misericordia y todo mi amor.
Y un día, por el sí de mi hijo Marcos, tú que ya has recibido la gracia de una dirección en el Cielo, recibirás también otra gran gracia que llenará tu corazón de alegría, de júbilo, al contemplar toda la belleza de mi misericordia maternal.
Te bendigo a ti y a todos mis hijos ahora: de Fátima, de Pontmain y de Jacareí".
NUESTRA SEÑORA DESPUÉS DE TOCAR LOS OBJETOS RELIGIOSOS
(Beata María): "Como ya he dicho, donde esté uno de estos rosarios, allí estaré con mi hija Faustina, y también con mi hijo Estanislao Kostka, trayendo grandes gracias del Señor.
Vuelvo a bendecir a todos para que sean felices y les dejo la paz".
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